Día del Investigador Neurocientifico

Desde la revolución científica, la humanidad ha sido testigo de un crecimiento vertiginoso y sin precedentes del poder humano impulsado por la ciencia. Para muchos, la revolución científica no ha sido una revolución del conocimiento, sino una revolución de la ignorancia. El gran descubrimiento que puso en marcha la revolución de la ciencia fue el descubrimiento de que los humanos no tenemos todas las repuestas a las preguntas. Las neurociencias no escapan a dicho axioma. Y su historia se sustenta en cimientos que se entrelazan como un reticulado de trama nerviosa interconectada, generada por mujeres y hombres que a lo largo de la historia han contribuido a la mejora del conocimiento. Es en este contexto que este 17 de julio, desde el grupo de Neurociencias Básicas de la SNA recientemente formado, queremos conmemorar el “Día del Investigador Neurocientífico”. La elección de la fecha deriva de la figura de Christofredo Jakob, pilar de la neurología y la neurociencia argentina, quien, un 17 de julio de 1899 llega a nuestro país. El Dr. Jakob fundó el primer laboratorio de investigación neuropatológica en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial Borda de la Ciudad de Buenos Aires) y comenzó una de sus tareas monumentales en técnica de autopsias y metodología de investigación de avanzada, conjuntamente en el Hospital Nacional de Alienadas (actual Hospital Neuropsiquiátrico Moyano). A partir de 1901 comenzó a dictar clases en la cátedra del entonces Hospital San Roque (hoy conocido como Hospital J. M. Ramos Mejía). Profesor y director del Instituto de Biología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, fue nombrado además Catedrático de Neurobiología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, como así también de Anatomía Patológica en la Facultad de Ciencias Médicas de La Plata.